Otro despertar al sonido de la lluvia, mi primer pensamiento es buscar alguna enfermedad en mí, una excusa para seguir durmiendo, pero no la encuentro. Así que emprendo mi día como cualquier otro, salvo que llueve. Mucho viento, mucha agua, mucho frío. No entiendo a quienes califican de feo un día como este. No es feo, es sólo húmedo y frío. Pero es lindo.
A la vuelta iba refugiado en mi paraguas y dos chicas, también con paraguas, iban en la dirección opuesta. Al cruzarnos, una de ellas exclamó "¡guerra de paraguas!". Yo me reí, ellas se rieron, todos caminamos como si nada, me di vuelta y agité mi paraguas hacia ellas y tuve ganas de haber hecho una guerra.
Y ahora, cuando el día va a interconectarse con el siguiente mediante el sueño, aún se escuchan gotas golpear contra mi ventana. Es el mejor sonido que puede haber para dormir.
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