domingo, 5 de septiembre de 2010

Pureza animal

Siempre me cayeron mejor los animales que las personas, generalizando. Es como que un animal tiene mi simpatía desde el inicio, mientras que las personas tienen que trabajar bastante para conseguirlo. Pensaba que todo esto se debía a que los animales siempre son por naturaleza buenos, y no tienen malas intenciones. Es cierto que algunos son agresivos, pero se lo atribuía siempre a crueldades que les hayan podido hacer y que moldearon así su carácter. Siempre dije que los animales son básicamente buenos, y que nunca actúan bajo pura mala intención, a diferencia de algunas personas.

¿Es tan así?. O sea, no pongo en duda lo que creo acerca de los animales, sino acerca de las personas. ¿Hay gente de pura mala intención?, ¿o todos esos que lastiman por no aparente razón solamente son así porque ellos fueron lastimados?. No me gusta la idea de pensar que una persona pueda ser puramente mala, no creo que alguien pueda estar de alguna forma "destinado" (no existe el destino) a ser malo. Nadie podría nacer malo. Entonces, ¿es por fuerza el ambiente y las experiencias lo que moldean estas cosas?, ¿tal vez haya algún factor genético que afecte la escala moral y ética de la gente?. No creo que así sea, pero las cosas que algunas personas son capaces de hacer me deja pensando qué tanto puede haberles pasado a ellos para que terminen así.

En fin, problemas sin solución.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Llueve otra vez

Otro despertar al sonido de la lluvia, mi primer pensamiento es buscar alguna enfermedad en mí, una excusa para seguir durmiendo, pero no la encuentro. Así que emprendo mi día como cualquier otro, salvo que llueve. Mucho viento, mucha agua, mucho frío. No entiendo a quienes califican de feo un día como este. No es feo, es sólo húmedo y frío. Pero es lindo.

A la vuelta iba refugiado en mi paraguas y dos chicas, también con paraguas, iban en la dirección opuesta. Al cruzarnos, una de ellas exclamó "¡guerra de paraguas!". Yo me reí, ellas se rieron, todos caminamos como si nada, me di vuelta y agité mi paraguas hacia ellas y tuve ganas de haber hecho una guerra.

Y ahora, cuando el día va a interconectarse con el siguiente mediante el sueño, aún se escuchan gotas golpear contra mi ventana. Es el mejor sonido que puede haber para dormir.