miércoles, 30 de junio de 2010

Frankenstein

Terminé de leer Frankenstein. Para ser sincero, me gustó. El libro es mucho más agradable que cualquier cosa que se haya hecho sobre la historia de Frankenstein. Es mucho más humano, está lleno de sentimientos y emociones, y es fácil ponerse en el lugar de los personajes. Se pueden comprender las posiciones de los distintos personajes con relativa facilidad, y el fluír de las emociones está manejado de una forma realista y fácil de seguir. La historia es triste, eso sí, y si uno se engancha mucho se va a entristecer en ciertas partes. Pero vale la pena.

En lo que a mi respecta, el tema que más rescato del libro es que trata cómo uno puede terminar buscar lastimar a alguien por quién sólo siente cariño, y de quién uno no quiere más que amor y aceptación. Al desear con tanta intensidad esas cosas de alguien, cuando son negadas, las emociones se pueden transformar drásticamente y hacerse negativas para buscar herir a esa persona que nos negó el cariño que buscábamos. Pero uno se arrepiente si sigue ese camino, ya que el sentimiento raíz, el amor o cariño que uno siente, sigue presente, y lastimar a esa persona nos lastima a nosotros mismos.
Después hay un montón de cosas interesantes si me pongo a pensar, como el prejuzgar a alguien sin realmente conocerlo, guiarse por apariencias, etc. Pero eso que remarqué ahí arriba es lo que más me llegó al terminarlo, es lo que más sentí como el mensaje central.

Por otra parte, y ya sin tanto que ver con el libro en sí, me di cuenta que me da bronca quienes se refieren al monstruo al decir "Frankenstein".

jueves, 24 de junio de 2010

Inspiration

Tengo un bloqueo. Estoy queriendo volver a escribir como solía hacer antes, pero me siento frente a una hoja (de notepad) en blanco, la miro, y tan en blanco queda mi mente también. Quiero contar una historia, pero nada aparece, todo es completamente blanco y vacío, no hay nada sucediendo en mi imaginación que pueda tomar forma de una historia. Las palabras no surgen, no conectan, no se entienden entre sí.

¿Será que uno pierde la práctica con estas cosas?. Pero tampoco recuerdo que tuviera mucha práctica antes. ¿Qué me falta?. Creo que el tema no es que no se me ocurre una historia, sino que se me ocurren muchas, pero todas me suenan conocidas, me suenan a cosas que ya fueron contadas, o me suenan demasiado malas como para dejarlas existir.

¿Inspiración es la palabra?. Recuerdo cuando cualquier cosa que viera podía inspirarme. Podía inventar y delirar historias (tal vez muchas sin demasiado sentido) sobre cualquier cosa. Muchas no las escribía, pero existían en mi mente. ¿Qué cambió?. ¿Tenía la mente en calma y armonía en ese entonces?, ¿era una calma mental lo que me permitía eso?. Porque si hay algo que estoy seguro que no tengo ahora es eso. Hay un caos que se adueñó completamente de mi mente estos días. Demasiados pensamientos, ideas, sentimientos, cosas a considerar, decisiones que tomar, etc. Un enorme torrente mental fluyendo y entremezclándose entre sí mismo. Y aunque logro sacar algunas cosas bastante interesantes de ese torbellino, no logro hacerlo a voluntad. Es como si de vez en cuando algo saliera lanzado hacia afuera y ahí lo veo claro.

Sin embargo, cuando escribo cosas como ésto mismo, las palabras acuden y fluyen con mucha facilidad, y por momentos todo está tranquilo, y me siento bien.

There is no chaos, there is harmony.

domingo, 20 de junio de 2010

Cortar el camino

Mi vieja estaba jugando un juego nuevo en una pc. Era un juego en tercera persona donde el personaje principal tenía una espada, e iba por una ambientación extraña, con enemigos que patrullaban. Yo le pedía de jugar y decía que no, y ella entró en un lugar donde había plataformas de piedra que flotaban en el aire y giraban rápidamente en dirección contraria a donde estaba el personaje. Era muy difícil pasar de una a otra para llegar a lo más alto posible, y ella se cayó. Entonces agarré yo. Al principio también me caía, pero después me di cuenta de que había como una gran pared al costado de eso, y antes de caerme salté y me agarré de la pared.

En ese momento, ya no era un juego. Era realmente yo colgando de la pared. Miré hacia arriba, donde estaba el tesoro, el objetivo de todo esto. Y entonces recordé dos frases, como dos profecías. Una era algo como "El sabio encontrará la escalera hacia su objetivo"; y "El guerrero cortará su camino hacia el final". Entonces empecé a subir escalando, pensando en eso. Veía el "tesoro", era como una especie de paraguas rojo, que tenía forma de rosa roja. De golpe dejé de pensar en la profecía sobre el sabio, y pensé en la del guerrero. Saqué un arma que se parecía bastante a un paraguas, pero con filo en los bordes. Lo lancé con todo y volvió como un boomerang, cortando un pedazo de pared donde se encontraba incrustrado el objetivo. A todo esto ya era de noche, y era como si hubiera llovido, el piso estaba mojado. Había mucha gente mirando, y todos exclamaron "ooohh!". Yo me dejé caer, y di un par de pasos lentos hacia adelante, me arrodillé extendiendo una mano, y atrapé el premio por el mango. Era como un paraguas realmente, y caminé hacia la gente lentamente y lo abrí. Era como una rosa roja enorme. Todos estaban felices y contentos, y había una chica que se me acercó mucho sonriendo. Y junto a ella nos empezamos a ir. Caminamos un poco y lo vimos a mi viejo, que se alejaba por una esquina caminando. Miramos a un costado nuestro, había un auto con un árbol saliendo por una ventana. La chica dijo "ah genial, si se va caminando no me va a alcanzar a mi casa, mi vieja se va a enojar". Seguimos caminando juntos. Varias personas que nos cruzamos me tiraban caramelos o cosas así mientras sonreían. Todo era porque yo había conseguido obtener el objeto ese. Yo los agarraba y me los ponía en el bolsillo. Entre con la chica en una especie de bar en una esquina. Había mucha gente sentada. Todos tenían las caras pintadas emulando animales, cebras, osos, etc. Uno de ellos, pintado de oso panda, me mira y mientras todos sonríen, me tira un caramelo que yo atrapo y guardo con los demás. Todos sabían quién era yo. Suena mi teléfono, suelto la mano de la chica para atender. Miro el número, y era Belén. Pero al atender está la voz de un hombre, que me confunde con otro con mi mismo nombre. Pienso que era el hermano de Belén. Dice algo de cambiar de que va a cambiar de teléfono, y se escucha que va a otro, y después dice algo de que se confundió y corta.

jueves, 17 de junio de 2010

Making a Code

Hace un tiempo que lo vengo pensando, y estoy decidido ya. Voy a prepararme un código por el que regirme. Algo que sirva como una guía para la clase de persona que quiero ser. Planeo que tenga puntos principales definidos en conceptos cortos, y tal vez una pequeña explayación sobre cada uno.

Me parece que tener un código por el que regirme, para decidir qué cosas puedo permitirme hacer y qué cosas no; puede llegar a ser de ayuda. Puede llegar a ser una fuente de fuerza de voluntad en ciertos momentos en que la necesite.

Tal vez me equivoque, pero vale la pena intentarlo y ver qué sucede.