domingo, 5 de agosto de 2012

Decepciones

Recuerdo claramente que desde que era chico había veces en que pensaba en el futuro, en qué iba a hacer cuando sea "grande", y qué cosas eran las que iban a hacerme feliz. El tipo de pensamientos que tenía nunca se enfocaban en el trabajo que podría tener, o la plata que podría ganar; siempre pensé que con encontrar amor, y alguien con quien compartir todo lo demás no importaría. Esa era mi idea del futuro; estar con alguien, y que los demás aspectos no eran tan importantes. No sé si era una idea estúpida por salir de la mente de un chico, o si tiene algo de cierto, pero bueno... La verdad es que siento que haber tenido tanto tiempo esa idea en la cabeza me hizo mal. Me hizo esperar algo que no llegó aún, y perder interés en las demás cosas. Esta idea es la culpable de que a veces lleguen esos días donde me siento tan vacío.

Es cierto que cuando uno crece se decepciona de un montón de cosas, se te pinchan creencias optimistas y esperanzas a medida que las vas contrastando con la realidad. Que la mayoría de la gente en realidad es una mierda, y si te pueden pasar por arriba para lograr lo que quieren lo van a hacer; que a los que podrían hacer algo por mejorar las cosas son a los que menos le importa, que todos los días se maltratan a personas o animales indefensos, que el dinero SI compra la felicidad a diferencia de lo que nos dijeron toda la vida.

Pensando un poco todo esto, termino por entender al personaje de la película The Green Mile. Que no quiso ser salvado, porque ya no podía tolerar las cosas que había en el mundo.

1 comentario:

Jouls Dalloway dijo...

Incluso hoy en día, siendo una persona "grande" y ya no tan niña, sigo pensando que las cosas que te hacen feliz son las más importantes.
El problema, creo yo, es el cómo alcanzarlas en nuestra retorcida sociedad. El fin, y los medios.
Yo creo firmemente que, para ser feliz en la vida (ser feliz, no estar alegre) hacen falta sólo dos cosas: un proyecto por el cual vivir, y alguien con quién compartirlo.
Es cierto que, hoy día, "cuanto más conozco a las personas, más quiero a mi gato", pero si no creyera aún que el encuentro es posible, creo que no encontraría razón para seguir adelante.
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde...